Un día, el malvado lobo llamó a la puerta. Los cabritillos, se negaron a abrir.
El lobo se marchó furioso. De pronto tuvo una idea… Se fue al molino y se hizo untar la pata con harina.
El lobo se marchó furioso. De pronto tuvo una idea… Se fue al molino y se hizo untar la pata con harina.
Volvió a la casa de los cabritos y les mostró su pata blanca. Ellos abrieron la puerta y el lobo se los comió.
¡Menos mal que al más pequeñito se le había ocurrido esconderse en la caja del reloj! Salió corriendo al oír a su madre y le contó lo que había pasado. ¿Qué iban a hacer ahora?
Salieron a buscar al malvado lobo y se lo encontraron durmiendo. La cabra le cortó la barriga con unas enormes tijeras, y de ella salieron los seis cabritos.
Después llenó de nuevo el estómago con piedras y se lo cosió con aguja e hila.
Cuando el lobo se despertó, se dirigió al pozo más cercano para beber agua. Pero al inclinarse, como pesaban tanto las piedras, se cayó de cabeza al pozo y se ahogó.
Salieron a buscar al malvado lobo y se lo encontraron durmiendo. La cabra le cortó la barriga con unas enormes tijeras, y de ella salieron los seis cabritos.
Después llenó de nuevo el estómago con piedras y se lo cosió con aguja e hila.
Cuando el lobo se despertó, se dirigió al pozo más cercano para beber agua. Pero al inclinarse, como pesaban tanto las piedras, se cayó de cabeza al pozo y se ahogó.
No hay comentarios:
Publicar un comentario