jueves, 14 de julio de 2011

Gobierno hace gestiones para que colombiano no sea ejecutado en China


Cancillería está en contacto con autoridades del país oriental para que se reconsidere la decisión.

El taxista Harold Carrillo Sánchez fue atrapado en Beijing con una carga de droga y condenado a pena de muerte en China por cargos de narcotráfico en abril pasado.
Y mediante un comunicado, el Ministerio de Relaciones Exteriores aseguró también que, “a través del Consulado de Colombia en Beijing, ha estado permanentemente en contacto con las autoridades chinas y los familiares de Harold Carrillo Sánchez desde que fue notificada su detención por parte de las autoridades chinas”.

La nota agrega que “puesto que la Constitución colombiana no contempla la pena de muerte por la comisión de un delito, se están adelantando gestiones ante el Gobierno de la República Popular de China con el fin de que las autoridades competentes chinas reconsideren la pena impuesta” a Carrillo.

“El Gobierno de Colombia nunca aceptará la pena de muerte para sus connacionales”, puntualiza el comunicado.

Mientras tanto, 
su familia quiere tocar todas las puertas posibles para evitar que le apliquen la sentencia a muerte en China. "Si cometió un error lo debe pagar, pero que no lo maten", repiten.

La historia comenzó cuando Carrillo Sánchez, de 45 años, anunció en su casa del barrio Alfonso Bonilla, en el oriente caleño, que se iría hasta ese país en un vuelo con escalas en Panamá, Sao Paulo y Emiratos Árabes.El viaje fue el 18 de marzo del 2010.
Estaba dejando atrás su oficio en el taxi, un trabajo que a duras penas le daba para sobrevivir. También se quedaban su compañera, Luz Farid Celis, y sus dos hijos, de 17 y 20 años. Les había prometido volver por ellos, tras superar las deudas.
Pero empezaron a correr los días y no había noticias. Luz Farid, quien ahora trabaja en una microempresa de calzado, dice que empezaron a buscar atención de la Cancillería en Colombia hasta cuando un correo electrónico los dejó fríos: a Harold lo habían detenido y sentenciado a muerte por llevar droga entre unas ropas. Las autoridades chinas le decomisaron algo más de tres kilos.
A través de una oficina diplomática en Beijing, Jaif Mezher les informó que ese es el veredicto final y les comunicó que si querían tener acceso a una traducción de la sentencia, debían acudir a la Cancillería.
Juan Pablo, hermano del taxista, pide "que se defienda su derecho a la vida como lo consagra la Constitución de Colombia".
Lo único que ha recibido la familia son esos correos de la Cancillería y de la Embajada en ese país, pero sin mayor esperanza de volver siquiera a saludarlo.
Uno de los pocos mensajes les dice que si él muestra arrepentimiento y comportamiento positivo en los siguientes dos años, no será ejecutado, pero pagaría cadena perpetua. Fuentes oficiales dijeron que en los documentos se advierte que si tiene buena conducta, la sentencia quedaría en suspenso 15 años.
"No sé qué más podemos hacer -dice Luz Farid-. Harold ha sido trabajador y nunca estuvo detenido. Se equivocó, pero no es una mala persona".

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