Hasta hace dos días era uno de los guerrilleros más viejos en Colombia, un hombre aguerrido, sin miedos, que cargaba entre pecho y espalda decenas de muertos, atentados terroristas y otras barbaries que seguramente ni él recordó en los últimos días de vida.
La historia de Arquímedes Muñoz Villamil, uno de los colombianos más perseguidos por las autoridades de este país, ha terminado.
Uniformados del Batallón Tenerife, adscritos a la Novena Brigada del Ejército, pescaron su escondite en la vereda Chapinero, zona rural de Neiva, desde el viernes pasado. Sabían que en medio de la espesa selva ubicada a una hora de Neiva, capital del Huila, departamento del sur de Colombia, se camuflaba de unos militares que ofrecían hasta 500 millones de pesos por su cabeza.
Sorpresivamente, las tropas cayeron en el campamento a las 3:00 de la tarde del domingo pasado y emprendieron fuego contra quien se atravesara en su camino. Hubo disparos de lado y lado y finalmente se logró el objetivo: acabar con Jerónimo de 60 años, un colombiano que empuñó sus armas desde hace 32 años, tiempo en que le sirvió a las FARC.
Una guerrillera más ha muerto en los combates, Yamileth, su radista y mujer de confianza. Doce de sus hombres que formaban parte de su equipo de seguridad se fugaron. No les importó que su ‘jefe’ estuviera muerto. El cadáver quedó abandonado y fue encontrado por el Ejército que dudó en su momento fuera ‘Jerónimo’, el veterano que perseguían durante años.
El cuerpo fue trasladado hasta Neiva, ciudad más cercana, donde altos mandos militares confirmaron la muerte de Arquímedes Muñoz Villamil, el hombre que hasta hace un par de meses aparecía en videos colgados por Youtube denunciando destrucciones ambientales por parte del Gobierno en el Páramo de Las Hermosas, donde el Ejército emprende una dura persecución contra Alfonso Cano, el líder máximo de las FARC, a quien ‘Jerónimo’, le cuidaba la espalda con uno de sus anillos de seguridad.
Encuentran un ordenador con información financiera
Asimismo, se ha reportado la incautación de seis fusiles, proveedores y munición de diferentes calibres, tres radios de comunicación, binoculares, equipos de campaña, cinco millones de pesos en efectivo y lo más importante: un computador portátil con información financiera de la estructura que lideraba.
Según el Ejército, Arquímedes dirigía las 16 cuadrillas del Comando Conjunto Central y desde el Huila y Tolima, coordinaba el envío de alimentos y seguridad de Alfonso Cano.
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