El amor y los celos pueden llevar a una persona a cometer todo tipo de locuras. Incluso a los 92 años, como demostró el pasado lunes Helen Staudinger, una anciana residente de Fort McCoy (Florida), que disparó cuatro veces contra la casa de su vecino por haberse negado a darle un beso. Staudinger se encuentra bajo arresto, y el juez le ha impuesto una fianza de 15.000 dólares, además de una orden de alejamiento de su vecino.
Según explicó el vecino, Dwight Bettner, de 53 años de edad y que salió ileso del ataque, la libidinosa anciana se presentó en su casa y le dijo que no pensaba moverse de allí hasta que no le diera un beso. Bettner, que le recordó que tenía una compañera sentimental, se negó a hacerlo. Entonces, Staudinger fue a su casa a buscar una pistola semiautomática, y realizó una ráfaga de cuatro disparos.
"Estaba de pie en mi habitación hablando por teléfono cuando una de las balas entró en mi habitación ... Si mi cabeza hubiera estado un poco más hacia atrás, [una bala] habría probablemente impactado en mi nuca", declaró Bettner, que tan sólo padeció algún corte al romperse el cristal de su ventana como consecuencia de los disparos. Hacía medio año que Bettner se había trasladado al vecindario.
La versión de los hechos de los dos vecinos resulta contradictoria, si bien las autoridades dan más crédito a la de Bettner. Según el periódico local 'Star-Banner', la anciana declaró a la Policía que la motivación de su ataque fue que su vecino mentía, y le debía dinero de alguna vez que habían salido a comer fuera, y él no había pagado la mitad de la cuenta. "Cuanto más lo pensaba, más enfadada me ponía", dijo. También decía que a veces cocinaba para Bettner, y éste ya le había besado con anterioridad.
Sin embargo, Bettner asegura que la única vez que la única vez que comió fuera de casa con Staudinger fue hace dos meses, tras acompañarla en coche a una ciudad cercana para que pudiera comprar una pieza estropeada de su horno. El hombre dijo que habían tenido una relación cordial de vecinos, y en una ocasión ella le había invitado a comer, y como agradecimiento, le había dado un beso en la mejilla: "Sólo intentaba ser amable con ella".
De acuerdo con la versión de Bettner, la anciana malinterpretó su gesto, y en diversas ocasiones intentó acercamientos que él siempre rechazó, recordándole que ya estaba comprometido. De hecho, en un ataque de celos, semanas atrás, Staudinger ya intentó estrangular a una mujer que le había visitado.
Staudinger, madre de cuatro hijas y un hijo, enviudó en 1982, el mismo año que se trasladó a Fort McCoy. En caso de conseguir 15.000 dólares de la fianza, deberá buscarse un nuevo alojamiento, pues el juez le ha dictado una orden de alejamiento de Bettner de unos 150 metros.
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