martes, 21 de diciembre de 2010

PLAYA DORADA SE ECLIPSO EN EL 2001 POR FALTA DE REGULACION Y CONTROLES A HOTELEROS

Emilio Santos 
 
PUERTO PLATA.-El destino turístico de Puerto Plata despegó con mucho vigor en el año 1980 con la apertura del hotel Jack Tar Village en el complejo hotelero de Playa Dorada, pero al cabo de 20 años de exitosa operación comenzó a resentirse hasta que se eclipsó en el año 2001 por falta de regulación y controles.

Además de ser dotado de la infraestructura necesaria, incluyendo alcantarillado sanitario, vías de acceso, con entrada y salida, incluyendo calles hasta la playa, energía eléctrica, un campo y un club de golf

El complejo comenzó a desarrollarse bajo la celosa supervisión del Departamento de Infraestructuras Turísticas del Banco Central (INFRATUR), que se posteriormente se transformó en el Departamento de Financiamiento y Desarrollo (DEFINPRO).

Playa Dorada como parte de la llamada Costa de Ambar era estrictamente regulada por la Ley 256, la cual establecía normas claras desde la Isabela hasta Cabrera, en la franja que se extiende desde el área de la pleamar hasta 10 kilómetros hacia el Sur.

Para hacer cumplir las disposiciones contenidas en la referida norma se creó una policía bancaria que era dirigida por INFRATUR, cuyo primer director fue Fernando Rainieri, quien hizo una excelente labor al frente de ese organismo.

Todo funcionó a las mil maravillas hasta que el tráfico de influencia, el enllavismo y la politiquería comenzaron a permear las regulaciones contenidas en la Ley 256 y los controles se fueron dejando de lado y Playa Dorada comenzó a sentir primeros efectos negativos.

Playa Dorada fue el destino de moda y el encanto de criollos y extranjeros durante casi una década, durante la cual fue el principal destino turístico del país, generando el 34 por ciento de las divisas que generaba el turismo.

Cabe señalar, que para disminuir la presión social de los puertoplateños se construyó otro club de playa en Long Beach, donde se vendían alimentos y bebidas, había baños y vestidores para los bañistas y se rentaba para la realización de actividades sociales y fiestas.

El dinamismo económico que generó el turismo estimuló la apertura de discotecas, bares, heladerías, treinta y siete restaurantes y un sistema de transporte a base de minibuses que cruzaba el centro de la ciudad.

La ciudad vibraba de alegría y como no existía el sistema todo incluido, las tarifas de los hoteles eran entre US$150.00  y US$180.00 por noche y los trabajadores recibían jugosas propinas y después de salir de sus trabajos a las 11:00 se iban a las discotecas y a los bares a hacer su propia fiesta.

Esta práctica generaba un ambiente que atraía a los propios turistas que bajaban a la ciudad en taxis a continuar disfrutando después de concluir las actividades festivas en los hoteles de Playa Dorada donde estaban hospedados.

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