lunes, 11 de abril de 2011

Trump 2012: el fin del mundo


Nadie representa mejor lo peor de Nueva York que Donald Trump. La vanidad y la avaricia, la petulancia y la flatulencia, la agresividad y la arrogancia, la egolatría y la megalomanía confluyen en este personaje de circo que va llenando la ciudad de prolongaciones fálicas de sí mismo y que ahora se ha popuesto precipitar la profecía del calendario maya.
     “Trump 2012: el fin del mundo”...
Sé que soy el único candidato que le preocupa a la Casa Blanca”, declara el maestro incomparable de la autopromoción, convertido en agitador desmelenado del Tea Party. “Están preocupados porque le he lanzado un reto para que demuestre si ha nacido o no en este país, donde existe una duda muy real sobre su origen”.
 Sostiene Trump que Obama no vino al mundo en Hawai sino en Kenia, y que su abuela africana lo vio nacer, y que su auténtcio certificado de nacimiento sigue sin aparecer, y que podemos estar ante “el mayor fraude en la historia de Estados Unidos”.
    “Trump 2012: sálvese quien pueda”
      Payasada tras payasada, The Donald se ha encaramado al número dos entre los aspirantes republicanos, haciéndole cosquillas a Mitt Romney y robándole la portada de los tabloides a su amigo Charlie Sheen (que pernoctó recientemente en el Hotel Trump Internacional, lo que disparó las especulaciones sobre su candidatura como vicepresidente).
      Trump ha aprovechado la “espantada” de Sarah Palin y ha sabido anticiparse a la intrépida Michele Bachmann, otra que aspiraba a capitalizar el cabreo de las masas  ultraconservadoras, a la busca desesperada de líderes restablezcan el respeto perdido por América en el mundo.
 El caso es que la Casa Blanca se ha sumado a la charada presidencial. Después de ignorar durante varias semanas los improperios de Trump, el asesor de Obama David Plouffe recogió la afrenta y declaró a la cadena ABC: “Donald Trump tiene cero posibilidades de ser elegido por el pueblo americano”.
       A la pregunta sobre su fulgurante ascenso en las encuestas, Plouffe respondió sin pelos en la lengua: “Dada su propensión al espectáculo, espero que siga subiendo... No se está portando precisamente como un líder; su conducta es más propia de una barraca de feria”.
      “Trump 2012: el apocalipsis está cerca”.
       No sería ésta la primera vez en que Trump defrauda las expectativas. Ya en el 2000, después de superar la crisis de la media edad y la ruina, amenazó con presentarse como candidato del tercer partido. Se hizo republicani, y luego demócrata, y otra vez republicano. Amagó con la candidatura a Gobernador de Nueva York en el 2006 y a la presidenciales en el 2008. Y entre tanto prometio reconstruir las torres gemelas y fundar la Universidad (fantasma) Trump.
      Lo único innegable es todo este tiempo fue su éxito como empresario sin escrúpulos en el “reality show” “El Aprendiz”. Con una frase que le acompañará hasta la tumba –“¡Estás despedido!”- se abrió paso en el mundillo del espectáculo hasta lograr su propia estrella en Hollywood Boulevard. Escribió varios “bestsellers” sobre sí mismo –“Trump: piensa como un multimillonaro”, “Trump: piensa a lo grande”, “Trump nunca se rinde”- y llenó la ciudad de torres clónicas como la que oscureció el edificio de la ONU o la que levantó pese a toda la oposición vecinal en el Soho (que sigue medio vacía).
    “Trump 2012: la América que merecemos”
     Zozobraron sus casinos en Atlantic City, pero con Melania a su lado (tras sus sonados divorcios con Ivana y Marla) todo volvió a ser posible al cumplir la sesentena...“Mi nombre es suficientemente grande y está asociado al oro, hasta tal punto que no tengo que decir mucho sobre mí mismo”.
      Su tupé, asegura, es auténtico. En todo caso lo retoca con un fijador o con unos reflejos dorados para disimular la plata incipiente... Eart Tempkin, más conocido como Orky The Clown, se ha deshecho en elogios estos días y se ha mostrado dispuesto a darle la bienvenida a la Asociación Mundial de Payasos si fracasa en su intento de llegar a la Casa Blanca: “Con ese peinado, no le haría falta siquiera una peluca”.

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