Eran tres hombres: uno de piel oscura, los otros, mestizos. Así lo inmortalizó la tradición católica y cristiana. Salieron de Persia un día, alborotaron un reino lejano y fueron a dar presentes a un niño nacido en un pesebre en Belén. Como era un rey dieron ofrendas a alguien de su majestad: oro, incienso y mirra.
Melchor, Gaspar y Baltasar sólo se guiaron, según la Biblia, por una estrella que brillaría por encima de las otras señalando el sitio exacto donde naciera el Niño Dios.
Cuando comenzaron las representaciones icónicas en el mundo, aparecieron en posición reverente ante el recién nacido Mesías.
Sus presentes a Jesús se convirtieron en símbolo para los cristianos, y si ellos regalaron el seis de enero, que mejor muestra de agradecimiento sino obsequiar. Por eso, durante muchos años, en Venezuela el día de Reyes era sinónimo de regalos, como lo sigue siendo en varios países del mundo. En España, por ejemplo, los niños y adultos reciben lo que han pedido en sus cartas a los reyes.
La tradición española de obsequiar algún presente si el niño lo merece, o dejar carbón en su lugar, se ha mantenido, como la de comer una rosca, pan redondo y dulce adornado con frutas y mermelada.
sin envargo los padres modernos andan de tienda en tienda buscando un regalo para su hijos. No sería ni oro, ni incienso, ni mirra, sino juegos de video, muñecas, pelotas, carros a control, etc.
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